En estos días se está viendo mucho la imagen del arcoíris como símbolo de unión contra la pandemia del coronavirus y se pueden ver dibujos preciosos hechos por los niños de muchos lugares, animando a todos a ser responsables y solidarios.
Pues precisamente, desde la vuelta de las vacaciones de navidad llegó a nuestra clase un material que tenía muchas ganas de tener entre nosotros, por todos los beneficios que aporta a los más pequeños. Se trata de un Arcoíris de madera, muy utilizado y conocido por la pedagogía Waldorf. No es el original, el cual tiene un precio muy elevado, y aunque se debe básicamente a la calidad de la madera con que está hecho, no es del todo asequible para el bolsillo. El que yo tengo lo compré en el supermercado Aldi y, aunque lógicamente la madera no es de la misma calidad, el precio es bueno y se ha convertido en uno de los juegos de construcción más comprados, tanto por maestros como por familias.
Aunque no sea el original, podemos aplicarlo para beneficiarnos de todo lo que puede aportar:
- Es un objeto poco definido que no coarta la imaginación del niño
- Puede acompañar al niño a lo largo de los años
- Sus piezas les ayudan a diferenciar formas y colores.
- Favorece la destreza y coordinación.
- A través de él van comprendiendo conceptos complejos como el equilibrio, la simetría y la resistencia.
- Les abre la puerta de par en par al juego simbólico, a construir escenarios e imitar situaciones de la vida real.
- Además de levantar estructuras estables con el arcoíris, les obliga a planificar y aplicar la lógica.
Junto a este material aprendimos también los efectos de la luz con un material translúcido. Este material está elaborado con palos depresores de color madera y papel de celofán de colores plastificado.
Se trata de cuatro cuadrados (en un primer momento, presenté solo tres, que son los colores primarios: rojo, amarillo, azul) que permiten el paso de la luz y aporta el color del papel que tenga. El efecto que provoca cuando entramos en nuestra clase a primera hora de la mañana es super bonito, porque parece que estuviera el arcoíris con nosotros.
Pues junto a estos cuadrados translúcidos hemos jugado en el rincón de las construcciones con nuestro arcoiris. En realidad, se puede considerar también un material sensorial, pero lo tenemos en las construcciones porque juegan a formar estructuras.
Junto a este arcoiris, tenemos unas piezas de madera de colores, a las que llamamos "muñecos del arcoíris" y jugamos con ellos junto con los arcos.
Cuando compré este material para la clase, hice también una compra personal para mi casa, es decir, compré dos arcoíris más para mis pequeños y después de ver las posibilidades de juego y aprendizaje que tiene disponer de dos arcoíris, no dudaré en hacerme con otro para mis peques del cole.
Se puede jugar muchísimo con la simetría, y amplía las posibilidades de acción al tener más piezas. Me encanta ver cómo unos simples arcos, se transforman en cualquier cosa.
Una mariposa
Un túnel
Se puede presentar una estructura y que los peques intenten realizar una similar
Hacer una construcción usando todas las piezas en conjunto
Y son unas piezas que ayudan a crear escenarios para el juego simbólico, combinando con otros juguetes. En definitiva, un material que a simple vista parece muy simple, pero que es precisamente lo que aporta, esa sencillez que da lugar al niño a tener que buscar ideas de acción en su imaginación. Algunos juguetes a veces no dejan al niño margen de acción, porque "ya lo hace todo el juguete". No me gustan, porque rechazo aquello que limita a un niño a tener ideas propias.
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